Mejoras Para El Medio Ambiente En Una Escuela

El manejo adecuado de basura en la escuela
Las escuelas, por lo general, hacen un gran esfuerzo por mantener limpias sus instalaciones, y por ello tiene especial importancia el personal de intendencia con que cuentan. Sin embargo, con demasiada reiteración el problema de la basura es el cuento de nunca acabar.
            Sobre todo pasillos y salones de clase, parecen ensuciarse al minuto siguiente que la escoba y el mechudo han recorrido sus pisos. Un mal hábito de profesores y alumnos para quienes la basura en el suelo es algo común o, por lo menos, de importancia nimia. 
            En la lógica de la comunidad escolar, con frecuencia se considera que uno desecha poco material y además se cuenta con gente encargada de recogerla, con lo que hasta se justifican esas contrataciones.
            El problema es que los planteles operan con una alta densidad de población y, en la suma total de basura, resulta que sus volúmenes son considerables y su permanencia constante por los que el ambiente donde se trabajaba no es precisamente el más estimulante ni grato. Papeles arrugados, envolturas de golosinas, virutas de los lápices, residuos de goma para borrar y otros objetos varios constituyen la “decoración” habitual.
            Lo malo es que llegamos a acostumbrarnos y el aseo deficiente queda convertido en parte de la cotidianidad. Dejamos de percatarnos de que desempeñamos nuestras labores en medio del descuido y la dejadez. Es triste habituarse a eso, toda vez que en ese edificio pasamos una buena parte de la vida.
La basura escolar es inofensiva, nada que valga la pena
Muchos solemos creer eso. Pensamos que, a diferencia de los residuos domésticos, los desechos escolares consisten nada más en papel, de cuando en cuando acompañado por algún otro objeto menudo que tampoco provoca malos olores.
            Craso error. Bastaría con dejar los depósitos sin vaciar durante una semana y muy pronto atestiguaríamos ese fenómeno que a la gente de siglos pasados.